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26 jun 2011

Notas de viejo... O sea, de viaje: (2).- RICO McPATO

La magra familia Rico en Consolación del Sur, era el reverso de su apellido, teniendo que consolarse con ser más pobre que un forro de catre.
Quiso el destino que la llegada de su primer vejigo coincidiera con la presencia en Cuba del cantante español, Pedrito Rico, quien pegó de inmediato con su versión de "La Campanera" y "Dos Cruces".
La fe cristiana y el éxito del famoso artista los llevó a bautizar a su primogénito como Pedro de la Esperanza Rico, pero para todos en el poblado sería para siempre Pedrito Rico.
El chico creció, jugó y estudió hasta donde pudo, dadas las precarias condiciones de su núcleo familiar. Y se graduó en la Universidad de la Calle, más por la astucia que por la fuerza o el apego al trabajo.
Los tiempos cambiaron, la familia Rico envejeció más pobre que nunca y el destino llevó al joven a buscar nuevos rumbos en otras latitudes. Es así que vemos a Pedrito formando parte de la diáspora de los 80, con rumbo norte por el Mariel.
No hablaba ni potatoes en inglés, pero era experto en dar muela, y había aprendido a defenderse hasta con los dientes en cualquier idioma o circunstancia.
Lavó platos en un fast food, limpió pisos en un Supermarket, hizo juegos malabares como tarugo de un circo. Se adaptó al medio y lo estudió a fondo. Descubrió que no había un solo Miami. Estaban Miamis en los cuatro puntos cardinales del mapa de la Florida: South Miami, North Miami, East Miami, West Miami, Miami Beach, Miami Dade, Miami Shore, y en cada uno de ellos se vivía de diferente manera. No era lo mismo el Down Town que las reservaciones indígenas Miccoshukki en los Everglades donde el cocodrilo estaba sato.
En un inicio pensó que todo el mundo o casi todos eran cubanos porque hablaban español, y los políticos bilingües eran los que más votos obtenían en los comicios. Falso, si agudizabas el oído notabas enseguida el deje mexicano, argentino, colombiano y hasta barrios de brasileños, o rusos crecían por doquier. La mayoría de estas zonas residenciales, al revés de la empinada Nueva York, extendían sus tentáculos horizontalmente.
Para hacer más atractivas esas nuevas áreas se aprovechaban las condiciones naturales del ecosistema y en cada condominio crecían artificiales áreas verdes, frondosos parques, y estanques o lagos de variados tamaños, para solaz y esparcimiento de colonias patunas que en venganza se reproducían en forma incontrolable. Era una avifauna emigrante tan variada como la propia población indocumentada de la nación.
De origen campesino, nuestro protagonista pronto descubrió que no solo cohabitaban con el autóctono pato de la Florida, otros exóticos que venían huyendo del clima más crudo del resto de la Unión, formando un Patolandia capaz de competir en tamaño con el cercano Disneylandia de Orlando, aunque menos taquillero.
A veces los dueños de los bungalows y condominios se quejaban de esa superpoblación patuna, pues lo que en principio resultaba un atractivo para rentar el inmueble, a la larga se revertía económicamente ya que debía contratarse un ejército de mozos de limpieza para eliminar las excrecencias que como huellas indelebles dejaban los palmípedos en corredores, jardines, parqueos y otras áreas comunes de su propiedad.
Fue entonces que al imaginativo Pedrito Rico se le ocurrió crear una empresa de una sola persona y un solo vehículo. Un Van de uso con suficiente capacidad para eliminar de un plumazo la caca de los plumíferos sin necesidad de tocarla. Se basaba en el dicho popular: “Muerto el perro se acabó la rabia”. En este caso: “Recogido el pato se acabó la caca”
La actividad consistía en ofrecer la recogida a domicilio de patos indeseables en forma rápida, silenciosa y sin que los inquilinos se enteraran. La actividad debía realizarse de noche, por tanto la operación costaba el doble.
Cuando el o los propietarios del inmueble caían en el jamo ese mismo día Pedrito amparado en las sombras de la noche repartía por todo el entorno abundantes rodajas de pan embadurnadas del más peleón y barato de todos los rones y según iban cayendo los borrachines, él mismo los iba tirando dentro de la camioneta.
Una vez terminada la operación limpieza, nuestro héroe se marchaba tan campante al timón de su vehículo, mientas en el interior de la caseta su pesada carga dormía plácidamente la mona. Al día siguiente, el cliente pagaba con esplendidez faena tan rápida y eficiente. Pero ahí no termina la cosa.
En la soledad de la madrugada, al timón de la camioneta, mientras se desplazaba por los speedways de la ciudad y con tanto borrachín a bordo se preguntaba:
‘’Bien,Y ahora¨…¿qué hago con toda esta gente?

La chispa se le encendió de nuevo y se dirigió a otro condominio similar, pero en el lado opuesto de la ciudad, donde soltó la carga pesada. Al concluir la operación se retiró a dormir poco antes de despuntar el alba.
Cuando despertaron en tierras ajenas, ya sin nota, los patos viajeros se encontraron en tierras extrañas y no les quedó más remedio que incorporarse a la población avícola allí asentada, para sorpresa de los inquilinos que descubrían con asombro la explosión demográfica más fantástica del mundo mientras dormían.
De esta forma surgían nuevos clientes, y el negocio de Pedrito Rico prosperó tanto que a partir de entonces lo bautizaron como Rico Mac Pato, cuando en realidad su trabajo consistía solo en pasear patos borrachos de un lugar a otro por toda la ciudad.

Dedicado a Darío en su cumpleaños.

3 jun 2011

Notas de viejo... O sea, de viaje: (1).-SORPRESAS PRIMAVERALES

Por primera vez pise territorio norteamericano a fines de marzo para asistir al primer cumpleaños de mi primera nieta. El hecho coincidió con la celebración de la Semana Santa y las Pascuas Floridas, nada menos que en la península floridana. Estas dos primeras fotos no son pues ninguna sorpresa pues se corresponden con la fiesta que le dimos a Mirandita, y la otra recogiendo los huevos de Pascua en otro parque infantil de la ciudad.

PRIMERA SORPRESA. – Al día siguiente de la llegada a Miami, recibo un correo electrónico donde se me informaba que durante la celebración de la 17 Bienal Internacional de Humorismo de San Antonio de los Baños, y a propuesta del Museo del Humor, el órgano de gobierno municipal decidió otorgarme el sello Fundación de la Villa del Ariguanabo por mi aporte al desarrollo cultural de la Comunidad.

Como constancia de esa sorpresiva noticia transmitida desde larga distancia, a continuación mostramos una copia del documento acreditativo, y el momento en que mi hijo Francisco P. Blanco Hernández, coautor de este blog, lee las palabras de agradecimiento enviadas por mi a 90 millas del acontecimiento.

SEGUNDA SORPRESA. – En cuanto llegué a la ciudad floridana recibí el saludo y apoyo del colega José Francisco Delgado, (Delga para los aficionados al humorismo gráfico cubano), quien me aclaró algunas dudas que venia arrastrando desde la publicación del trabajo sobre el personaje infantil Matojo, que salió con fecha 12 de febrero de este año. Hacía algunos años que le había perdido la pista a su autor Manuel Lamar (Lillo), y versiones cercanas a mi a fines del 2010, lo habían dado por muerto; pero me quedaba la duda porque ninguna información daba la fecha exacta del fallecimiento. Pues bien, en cuanto contacté a Delga, y a través de el con Garrincha, otro caricaturista bien conocido en Cuba, llegué a la conclusión de que el padre intelectual de Matojo estaba vivito y coleando. FACEBOOK dijo la última palabra y así pude contactar al popular caricaturista. La foto que acompaña esta nota muestra el instante en que brindamos en su propia casa por la resurrección de Lillo, abrazados con su esposa Loly en plena Semana Santa. Junto con este etílico agasajo, pido disculpas a mis fieles vecinos por tamaña equivocación.

TERCERA SORPRESA. – Días después, mi hijo menor Darío, y su esposa Radi decidieron llevarnos –a mi nieta y a su abuelo—al Parque Zoológico de Miami, bastante más al sur de Miami, camino a Homestead. Para ella fue su primera vez, para mi que he visitado decenas de ellos en diversas latitudes, también fue una sorpresa, pero no por lo que ustedes piensan; sino porque me recordó otra experiencia curiosa. Fue en el Zoo de Berlín, invitado por el también colega Erick Smith, caricaturista editorialista del Berliner Zeitung de la antigua RDA, quien convirtiera su hogar prácticamente en una casa-cuna para diversas especies de animales, hasta que los críos tuvieran el tamaño adecuado para su exhibición en el Parque. En el caso del zoológico actual ocurrió otra sorpresa. Generalmente el público en ellos ve los animales tras las rejas de las jaulas o separados de ellos por profundos fosos. Como podrán apreciar mas adelante, pude ver al elefante por dentro y recorrerlo desde las propias entrañas del monstruo. Para los incrédulos aquí esta la instantánea que me tomaron cuando, pidiendo auxilio, trataba de salir por el único agujero que encontré en el paquidermo.

CUARTA SORPRESA. – Por algunas vías me entere en Cuba que en Miami existía una calle a la que habían puesto el nombre del Caballero de Paris. Incluso en un encuentro con su siquiatra y biógrafo, el Dr. Luis Calzadilla Fierro, este me ratificó la noticia. Aproveché esta visita para llegarme hasta el lugar, y la gran sorpresa fue precisamente que ninguna de las personas consultadas, pudo orientarme hacia el lugar. (Les recuerdo que este blog comenzó precisamente con un trabajo titulado EL REGRESO DEL CABALLERO. Fue entonces que recurrí a Mr. Google quien de inmediato me indicó el lugar, y copio textualmente: “…Mediante una ceremonia oficial realizada el martes 9 de marzo de 2004, a las 5:30 PM. En la Avenida 36 SW y la Calle 8 de Miami, quedo establecida esta esquina como la Avenida del Caballero de Paris…” En aras de la brevedad agregamos que dicha iniciativa fue el resultado de los esfuerzos realizados por el artista plástico Gilberto Marino, por homenajear al mítico personaje. Las autoridades del Condado Miami Dade, la Oficina del Comnisionado de la ciudad, con la asesoría de la Junta de Asuntos Hispánicos del Condado, apoyaron la idea a cuya ceremonia acudió el Cónsul de España.

Tuve la oportunidad de ir al lugar situado frente al restaurante Versalles, acompañado de Florentino (Chito) Rodríguez y su esposa Lidia (Mimi) Rodríguez, compañeros de aventuras juveniles en los anos 50 de mi querido Tamarindo y 10 de Octubre, en el municipio homónimo. Pero tal vez resulte más interesante para ustedes mis curiosos vecinos del blog, la versión personal de Gilberto Marino, conocido como el “Pintor de el Caballero”. Quien me ha prometido un próximo encuentro para intercambiar experiencias sobre el personaje de mi libro “La Leyenda que Camina”.

QUINTA SORPRESA. – Esta se las debo para cuando regrese de Nueva York, pues estoy invitado a una excursión de cuatro días en la Gran Manzana. ¿SON O NO SON SORPRESAS PRIMAVERALES?