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30 dic 2011

VIAJE A LA SEMILLA

Tal vez resulte una irreverencia utilizar el título de una de las obras más representativas de lo “real maravilloso” en la narrativa de nuestro Alejo Carpentier. Todo lo contrario, lo que voy a contar también parece producto de la fantasía y sin embargo está basado en hechos concretos.

El protagonista de la historia es nada menos que el afamado pintor, dibujante, y grabador costumbrista bilbaíno, Víctor Patricio de Landaluze.

Independientemente de su posición crítica contra todo lo que contribuyera a nuestra cubanía, idiosincrasia, e independencia; fue un excelente artista y su obra –ampliamente divulgada y reconocida en Cuba--supera por mucho su pésima actitud política.

Nos referiremos a las indagaciones que sobre el humorismo satírico en la prensa española hiciera el autor sevillano Manuel Barrero sobre los orígenes de esta especialidad gráfica y la historieta en la prensa de la época, fenómeno este último que surge por primera vez en lengua española, pero paradójicamente, en Cuba no en la península.

Según él, en el segundo tercio del siglo XIX la prensa satírica –-entonces colonia española—ofrecía signos evidentes de un nuevo lenguaje secuencial todavía en pañales, que más tarde sería reconocido como historieta en Cuba, comics en los Estados Unidos, y tebeos en la propia España.

En mi escasísimo tiempo libre como caricaturista-editorialista en el diario o el semanario, ocupado fundamentalmente en pulsar la actualidad, pude dedicarle pocas horas a desapolillar archivos tanto en el Instituto de Literatura y Lingüística como en la Biblioteca Nacional “José Martí”, por tanto me resultó una sorpresa que el destacado investigador español me citara en el trabajo que bajo el título de “Arqueología” publicó en el Núm. 14 (Vol. 4), de junio del 2004, en la REVISTA LATINOAMERICANA DE ESTUDIOS SOBRE LA HISTORIETA, de la Editorial Pablo de la Torriente. Y cito textualmente:

“…Blanco Ávila acertó a señalar que el origen de la historieta cubana habría que buscarlo en las obras que el firmante “Landaluce” destinó a las publicaciones EL MORO MUZA y DON JUNÍPERO, señalando como punto de partida la difusa fecha 186…” y sin dar indicaciones de por qué consideraba historietas aquellas obras (1992:7)…”

Lo cierto es que en “Fumetti a Cuba”, libro publicado en 1992 por Dario Mogno, Nessim Vaturi y Luigi F. Bona, en una coedición de Studio Metrópolis-La Borsa del Fumetto (Italia) y la Editoral Pablo de la Torriente (Cuba), habíamos publicado un trabajo titulado “Il Fumetto della Stampa Cubana” donde enumeraba una breve cronología de la especialidad en nuestro país y que comencé en estos términos:

“…Durante la segunda mitad del siglo diecinueve se desarrolló un curioso género de protohistorieta en las imágenes populares de los cromitos (postalitas) que venían en las (marquillas) envolturas de los cigarrillos. Más de 3932 publicadas.

186…EL MORO MUZA. Historieta autoconclusiva de Landaluce.

1862-1866. DON JUNÍPERO. Varias historietas de Landaluce.

1866-1874. Juan Palomo. Secuencia “El Tabaco” (6 viñetas de Landaluce)…”

Pido disculpas a nuestros vecinos por la deficiente traducción del italiano, pero de imperfecciones está lleno el mundo, y en él vivimos. Otra observación de Manuel Barrero a dicho trabajo es que se nombre al autor como Víctor Patricio de Landaluce en vez de Landaluze, además el artista firmaba a veces con el seudónimo de Bayaceto. (Agradezco pues la corrección en mi nombre y en el de mis vecinos).

De estos párrafos en cursiva viene la referencia apuntada por el maestro Barrero, mas mi intervención un tanto dubitativa resulta intrascendente, pero da pie a reproducir sus opiniones, y sobre todo que por su escrito se puede situar la fecha exacta en que esto ocurrió.

Mis pesquisas solo alcanzaron a rozar fechas y trabajos aproximados, debido a las condiciones de los ejemplares de la época, colecciones incompletas, y su pobre estado de conservación, amén del limitado tiempo empleado para ello. Lo importante es lo que descubre el colega español.

De esta información sintetizo lo siguiente: En el Número 25 de LA CHARANGA (31-1-1858) hace exactamente 154 años, aparece un juego de imágenes litografiadas sin título, alusivas a la idiosincrasia de La Habana.

Sin embargo tanto el autor de dicha investigación como yo, situamos su verdadero origen dos meses después, cuando la propia revista, en varias ediciones consecutivas No. 31 (14-3-1858) al No. 33 (28-3-1858), bajo el título de “Croquis marítimo Landaluze no solo desarrolla las contradicciones entre las labores del cabotaje y los amores de una pareja, sino que lo hace en una tira de viñetas, y los personajes protagónicos se mantienen fijos e identificables aunque no se nombren. Otro aporte de la serie es precisamente su seguimiento en ediciones próximas, aunque tampoco se le señale específicamente, con lo que marca también el debut del “Continuará…” Tan socorrido después por las tiras cómicas, las radionovelas, y los culebrones televisivos.

Espero haberlos dejado satisfechos con estos ejemplos de protohistorietas en nuestro país, pero prometo abundar sobre los orígenes en Cuba, de eso que mucho más adecuadamente el maestro Will Eisner llamara “Arte Secuencial”, así que…CONTINUARÉ.

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