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27 mar 2012

CASCABELES MARTIANOS

El pasado 14 de marzo desayuné con una taza de yogurt y la felicitación de mi familia; un rato más tarde, con la de los vecinos en la cola del pan. Era el Día de la Prensa Cubana en el 120 Aniversario del periódico PATRIA. Si agradable resultaron esas sorpresas, mucho más la invitación a la conferencia que el historiador y colega Luis Toledo Sande dictaría horas más tarde en la redacción de la revista BOHEMIA.

El encuentro resultó más interesante de lo esperado, pues del Maestro José Martí siempre hay algo nuevo que aprender. Es tan autóctono y universal a la vez que cada cual lo cuenta o interpreta a su manera. De ahí la diferencia tan grande entre los Versos Libres y los Versos Sencillos, o su gran pasión: El periodismo que hizo en los años mozos en EL DIABLO COJUELO, y el que desarrolló en PATRIA, o lo publicado por él sin limitación alguna, antes de que este último se convirtiera en el órgano del Partido Revolucionario Cubano.

Estas y otras refinadas apreciaciones salieron a flote para beneplácito de quienes disfrutamos de su amena charla, y concluir con un breve pero variado recital de guitarra que nos regalara el maestro Luis Manuel Molina en la que se destacó la magnífica interpretación del Concierto de Aranjuez.

Salí de allí tan emocionado que me dije: “Seré un atrevido en lanzarme a la aventura de la investigación, pero me gustaría aportar algo más sobre la humana complejidad de la obra martiana.”

Y aquí me ven, escudriñando en mis archivos hasta encontrar una joyita apenasperceptible. Se trata del bolsilibro escrito por Enrique Núñez Rodríguez, bajo el título de “El Humor en Martí” casi clandestino, pues al final de la publicación aparece esta escueta aclaratoria:

“…Este folleto publicado para la Tercera Bienal de Humorismo ha sido confeccionado en los talleres del periódico JUVENTUD REBELDE por la Unión de Periodistas de Cuba, en el mes de abril de 1983, Año del XXX Aniversario del Moncada. La Habana, Cuba…”

Aunque tiene 22 paginitas, les ofrezco solo algunas golosinas que, como todo dulce que se respete, deben ser degustadas sin empalagar.

Sobre “La bailarina española” Núñez Rodríguez apunta que Martí no era un espectador común y corriente. Cuba va con él. Y siente que puede penetrar en el recinto porque no le ofende la bandera enemiga:

“..Han hecho bien en quitar

el banderón de la acera;

porque si está la bandera,

no sé, yo no puedo entrar.

Ya llega la bailarina,

soberbia y pálida llega.

¿Cómo dicen que es gallega?

Pues dicen mal, es divina…”

En otra semblanza el recopilador refleja la dura vida de Martí en Madrid o Nueva York, y pone de ejemplo esta frase:

“…Vive uno en Estados Unidos como boxeando. Habla esta gente, y parece que le está metiendo a uno el puño debajo de los ojos…”

Su opinión como periodista crítico sobre “El Diario de la Marina” es tajante:

“…EL DIARIO DE LA MARINA tiene desgracia. Lo que él aconseja por bueno, es, justamente lo que todos tenemos por más malo…”

Y el colega Enriquito agrega: …Y fue EL DIARIO DE LA MARINA desgracia que duró cien años…

Cuenta también el colega que los voluntarios querían en la Isla una mano más fuerte: La de Valmaseda o la de Lersundi, pero el Capitán General Dulce había venido como pacificador. Y sabiendo cual era, del mal el menor, Martí utilizó la sátira cuando dijo:

“…--¿Qué es menester para que la Isla de Cuba sea menos amarga?

Y se respondía a sí mismo:

“…Que esté dulce…”

En lo que hoy llamaríamos greguerías Martí dejó muestras palpables de su sentido del humor. Aquí algunos ejemplos:

”…Esas mujeres son como los confites que una vez chupados se deshacen, pero dejan perfume en los labios. Las que no dejan acíbar.(…) Yo sé muchas cosas, y entre otras cosas, sé lo que debe sentir una margarita cuando se la come un caballo. (…) Otros se acuestan con sus queridas. Yo con mis ideas…”

Hay muchas más jocosidades descritas en el folleto pero quisiera concluir con la que el autor titula “El humor en la manigua heroica”

Se sabe que desde su desembarco en Playitas hasta el desenlace de Dos ríos, solo se mantuvo Martí unas siete semanas en campaña. Sin embargo, según cuenta él mismo:

“…En otra escena está de descanso el campamento, (…) unos contando cómo se hace la pólvora, o se cura la herida, (...) otros sentados juntos en un tronco, enseñándose a leer con el machete a los pies. De pronto entra un amigo:

¡Qué gusto el volverte a ver!

El recién llegado baja la cabeza cuando un amigo le pregunta por la Biblia que le prestó:

--¿Y la Biblia que te di y te dije que la guardaras?

--Hermano, ¡me la fumé!

Y Martí añade: “… Porque esta es la guerra verdadera, una guerra en la que se muere y se ríe. Y así, con esa libertad de la naturaleza, puede nacer nuestro teatro épico…”

Agrega el autor que la parodia, con fines políticos fue recurso humorístico del periodista José Martí y pone de ejemplo una nota intituladaAllá las veredes” de mayo de 1875; o el humorismo en la oratoria martiana cuando pregunta: “…¿Pues acaso creéis que he necesitado yo menos valor para venir aquí que el que vosotros necesitáis para escucharme?...”

Por último, en este mismo blog hemos reproducido algunas de sus magníficas autocaricaturas, evidenciando la soltura y originalidad de sus trazos pero… ¿Quieren ustedes mejor ejemplo de esa magistral representación suya comparándose con el Dios de la Lluvia mexicano “Chac Mool”? Por si no la recuerdan, aquí traemos de nuevo la imagen donde él sustituyó su cara por la de la deidad maya.

En cuanto a la sátira nadie mejor que Martí la ha descrito: “…Es un látigo con cascabeles en la punta…”

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