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17 mar 2012

DE LAS GUÁSIMAS A OGADÉN

A veces los acontecimientos históricos parecen tomar caminos insospechados en el devenir del tiempo. El mes de marzo es particularmente abundante en hechos que impactan emotivamente en el recuerdo de los cubanos:

El Grito de Yara que se lanza desde La Demajagua por Carlos Manuel de Céspedes en el último trimestre de 1868, es uno de ellos. Era la expresión de un pueblo que había adquirido conciencia de su situación dependiente al Imperio y decide a dar la clarinada al combate en la Primera Guerra de Independencia. Mi curiosidad me lleva a puntualizar algunas fechas significativas en esa etapa, como el 15 de marzo de 1874:

El contingente invasor al mando del General Máximo Gómez avanzaba desde Oriente sobre los llanos camagüeyanos; proveniente de la capital provincial tres mil hombres del brigadier español Armiñán le salen al paso y fue tal la lucha, que los combatientes se enfrentaron durante cinco días. Los cubanos tuvieron 177 bajas, y el general Antonio Maceo sale herido; pero las tropas colonialistas pierden mil hombres y se ven obligados a abandonar el campo de batalla.

Para muchos fue el enfrentamiento más importante de la Guerra de los Diez Años, a tal punto que con varias como esa, nunca se hubiera firmado el Pacto del Zanjón, producto de una década de desgastes en las tropas mambisas.

Pero, si significativo y glorioso fue ese 15 de marzo, cuatro años más tarde, --en ese mismo día--, el Titán de Bronce ya convertido en leyenda, convoca una entrevista con el General Arsenio Martínez Campos. Su propósito era reagrupar las fuerzas dispersas y convocar al resto de los jefes insurrectos enarbolando la bandera que otros dejaron caer. Cuando se hizo evidente que no existía posibilidad de arreglo alguno, quedó fijada la reanudación de las acciones de guerra para dentro de ocho días.

Fue entonces que se escuchó en las filas insurrectas el impetuoso grito de: --¡El 23 se rompe el corojo!--. Expresión que resume la actitud rebelde del pueblo, conocida históricamente como la Protesta de Baraguá.

Artistas de la gráfica han dejado plasmadas estas y otras imágenes sobre hechos históricos relevantes. En esta oportunidad, hemos querido poner a vuestra disposición las ilustraciones de dos dibujantes contemporáneos: Roberto Alfonso (Robe) y Luis Arturo Aguiar Palacios (Palacios), quienes en la reciente Feria Internacional del Libro, Cuba 2012, pusieron a la venta sendas obras a las cuales nos referimos en este trabajo. En el primer caso se trata del libro “Páginas de gloria (2)”, cuya introducción corrió a cargo de María Luisa García Moreno; y en el segundo, tanto los textos como las imágenes del cuaderno “La gran batalla de Ogaden” fueron realizadas por el propio joven Palacios.

Lo curioso que queremos significar es el vínculo entre aquellas acciones ocurridas en el siglo XIX, y las que se desarrollaron ese mismo 15 de marzo, pero cien años después, precisamente bajo el título de “Operación Baraguá”.

En esta ocasión, una unidad de destino especial de nuestras Fuerzas Armadas recibe diversas misiones de orden combativo entre Etiopía y Somalia cuando esta última, bajo la dictadura de Siad Barreh invade la región etíope de Ogadén, en la década del setenta. La historieta nos describe en imágenes diversas acciones combativas de la etapa final de dicha guerra, en la cual nuestras fuerzas brindaron un decisivo apoyo a la hermana nación del norte africano.

He aquí dos secuencias donde el dibujante describe a su modo, los hechos acaecidos durante los primeros días de marzo de 1978, y un fragmento del discurso de Nuestro Comandante en Jefe en el acto de recordación por el centenario de la Protesta de Baraguá:

En ambos casos reproducimos dichos textos previendo las reducciones que recibirán ambas tiras en su copia para la Web.

“…Nos parece elementalmente justo que los combatientes internacionalistas cubanos se caracterizaron por su extraordinaria eficacia y sus magníficas cualidades combativas. Es admirable como hijos de nuestro pueblo fueron capaces de marchar a un lugar tan lejano y combatir allí como si hubiesen estado combatiendo en su propia patria. ¡Ese es el internacionalismo proletario! Eficientes y valientes soldados revolucionarios hicieron rápidamente magnífica amistad, y crearon estrechos vínculos con los admirables combatientes revolucionarios etíopes; fueron recibidos con extraordinario cariño por el pueblo etíope, y sé que sus dirigentes están muy reconocidos a nuestro pueblo por esta ayuda solidaria…” FIDEL CASTRO RUZ, 15 DE MARZO DE 1978. (Acto de conmemoración por el Centenario de la Protesta de Baraguá.)

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