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25 oct 2012

EL PRIMER CHOQUE A PRIMERA VISTA


En estos días de octubre por lo general se insiste en aquella primera hazaña globalizadora del comercio capitalista soñada y materializada por el Almirante Don Cristóbal Colón. A esta distancia del cuento —520 años-- y sus numerosas versiones resulta un tanto difícil tratar de ser original.
De ahí que me apoye en dos reconocidos autores para definir lo que a mi, o a nuestro juicio, fue el Descubrimiento de América para unos y la Confrontación de Dos Culturas para otros.
En realidad se trata de ambas cosas. Veamos por qué:
El famoso caricaturista Antonio Mingote fallecido hace poco, y español por más señas, expresó su punto de vista europeo y satírico, al imaginar cómo los aborígenes de estas islas --y de Cuba en particular-- los veían a ellos: Vestidos con armaduras y cascos metálicos, capas, botas, armas, e impedimentas de toda índole; incluso montados en otras bestias como ellos pero de cuatro patas. En fin, “extraterrestres” que hipotéticamente describían en su dialecto siboneyista como: Hombres con cáscara.
La prueba documental de tal definición pueden buscarla en la página 60 del libro “Historia de la Gente” escrito e ilustrado por Mingote, (primera edición, noviembre de 1955) por Taurus Ediciones, España.
Si este capítulo del descubrimiento en la obra de Mingote comienza con la frase:”Cuando para ir al extranjero debía empezarse por descubrirlo primero…” Podrán imaginarse lo que viene detrás.
La otra tesis, –la nuestra-- nos viene de más cerca, pues parte de una cubanita que nos tiene acostumbrados a profundas investigaciones y no menos exitosos volúmenes autobiográficos de nuestro Comandante en Jefe. Se trata de la colega Katiuska Blanco. En este caso particular, nos sorprendió con un redescubrimiento insólito publicado hace unos años en el diario JUVENTUD REBELDE bajo el título de “Hornillo Olvidado”.
He aquí un párrafo definitorio:
“…Una pipa humeante evoca las enigmáticas y maravillosas ceremonias de los aborígenes de nuestro continente americano y el deslumbramiento de Rodrigo de Triana, vigía de Cristóbal Colón que anunciara el avistamiento de un nuevo mundo para los europeos y que ya en tierra se fascinó con la visión de un pueblo que llamó Hombres de chimenea. (…) Cuando Rodrigo de Triana volvió a España para hacer una demostración pública del acto de fumar y después de que sus vecinos en Ayamonte lo vieran echar humo por sus orificios sin quemarse, creyeran que el Diablo lo poseía, y el cura de la parroquia lo denunció al Santo Oficio, por ello fue sentenciado a pasar varios años en una cárcel de Sevilla. Al volver a casa todos sus paisanos fumaban. También el monje Fray Bartolomé de las Casas contó en “Historia de las Indias” sobre esos deshollinadores originales…”
Hasta aquí el parrafito que me interesa destacar de su enjundioso artículo para el diario de la juventud cubana.
Como ven nuestra versión criolla admite la otra cara de la moneda: La de los hombres con cáscara frente a los hombres de chimenea.
Por mi parte, para echar más leña al fuego y continuar fumando la pipa de la paz, los remito a otro texto cuya procedencia no he podido localizar. Y dice así:
“…Del 12 al  5 de noviembre de 1492, Rodrigo de Xeres y Luis de Torres vieron en la provincia de Oriente a los taínos fumando. Habían descubierto el uso del tabaco. (…) Xeres quiso probar por sí mismo el placer que experimentaban los indocubanos, y ahí se desencadenó la furia de la Inquisición, cuyos “sagrados agentes” consideraban que si echaba humo por la boca y la nariz se debía a que había concertado un oscuro pacto con el Diablo. (…) Por fumador Xeres fue a parar a las mazmorras españolas hasta que se hubo generalizado la costumbre de fumar…”
Como ven el hábito no hace al monje; por el contrario, el clero era quien lo castigaba obedeciendo a dogmas ya caducos.
A propósito del tema, me viene a la mente una vieja ilustración en los libros de la Conquista sobre el tabaco. Era una horquilla que los nativos utilizaban para degustar la aromática hoja. Durante algunos años tuve dudas de esa complicada forma de fumar hasta que leí en cierto documento lo siguiente:
“…”Mayor asombro les causó ver cómo en ocasiones masticaban la larga hoja parda (andullo), o la machacaban hasta reducirla a un polvo que aspiraban por la nariz con la ayuda de una ramita hueca en forma de Y. ese polvillo se conoció como rapé en todo el mundo, pero para los taínos era sencillamente cojiba..”.
He ahí el origen de la marca de tabaco habano más famosa del mundo. Sin embargo, a la larga e independientemente de las afectaciones económicas a nuestra industria nacional, les recomiendo a mis obedientes vecinos que dejen la fuma y no quemen sus bolsillos, lo que yo hice hace más de veinte años por prescripción facultativa. Y aquí me ven echando humo todavía al dejar el cheruto infecto, como calificaba Évora Tamayo la permanente tagarnina en la boca de su compañero de trabajo Alben, hace algunos años en PALANTE.

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