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26 oct 2015

LA HISTORIA NO DEBE NI PUEDE REPETIRSE



Mañana 27 de noviembre la Asamblea General de las Naciones Unidas sesionará en la ciudad de Nueva York para considerar una vez más la Resolución “Necesidad de poner fin al bloqueo económico comercial y financiero de Estados Unidos contra Cuba”, sometida a votación durante dos decenios aproximadamente con un abrumador resultado de 190 naciones a favor y uno o dos votos en contra cuando más e igual número de abstenciones.
Si regresáramos 53 años atrás. Asistiríamos al momento más peligroso que haya confrontado nuestro país bajo la amenaza nuclear de los Estados Unidos internacionalmente conocido como la Crisis de Octubre o de los Misiles.
Se sabe que por medio de arreglos diplomáticos entre ambas potencias nucleares URSS-USA, se le puso fin al conflicto, pero sin contar con el gobierno revolucionario, pues se mantenían intactas las mismas intenciones yanquis de abatir nuestra Revolución mediante un bloqueo genocida. De ahí la postura del Comandante en Jefe al discrepar del acuerdo bipartito. La situación actual pudo haberse resuelto mucho antes si se hubiesen cumplido los cinco puntos planteados en ese momento por Comandante en Jefe para solucionar el conflicto.
Como quiera que se cumplieron 53 años del final de dicha Crisis y los recientes compromisos entre Cuba y los EEUU por el restablecimiento de relaciones diplomáticas entre ambos países, así como el posible reconocimiento del bloqueo genocida por la parte yanqui y la devolución del territorio ocupado por la Base Naval-Prisión de los EEUU en Guantánamo, me permito reproducir el trabajo publicado el 18 de octubre del 2010 en este mismo espacio titulado CARICATURISTAS BAJO AMENAZA NUCLEAR.
Aclaración: Las copias de los dibujos publicados por el magazín dominical del periódico HOY en octubre de 1962, no hemos podido rescatarlas de los archivos de mi computadora. En su lugar ofrezco copias de la primera plana de REVOLUCIÓN y la portada de PALANTE en aquellos días. Ambas reproducidas aquí hace tres años bajo el título de A 50 AÑOS DEL ARMAGEDÓN.
Los vecinos más cercanos a mi saben que este blog se hacía por entonces a cuatro manos entre mi hijo y el que les habla, pues reconozco que soy más analógico que digital. Hoy lo sustituye mi hija.
Pues bien, Paquito--mi primogénito, actualmente con 58 años de edad--hizo espontáneamente su primera historieta a los cuatro, dejando boquiabiertos a todos en la familia. Lamentablemente, el dibujo se guardó por mucho tiempo, pero no han pasado todos estos años por gusto.
Era en abril de 1961: Había concluida la Primera Derrota del Imperialismo en América, y el tema cotidiano era el de los mercenarios capturados en las arenas de Playa Girón.
El vejigo, inspirado en el canje de prisioneros, y con toda la ingenuidad de sus cuatro añitos, realizó una tira secuencial donde un mercenario es convertido en compota, y al ser ingerido por otra persona, el alimento le explota en el estómago. Situación absurda y cruel, pero graciosa.
Un año más tarde, la tensión se agudizó con el conflicto conocido como la Crisis de los Misiles.
“¡Discreción, arma de guerra!, era el lema del momento”.
Así rezaba este anuncio del Departamento de Orientación del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas publicado a toda plana en la prensa, y alertaba sobre el peligro de dar al enemigo cualquier información que pudiera detectar las concentraciones de tropas.
El texto decía:
--¿Dónde está mi papá?
A lo que se le respondía:
--En un lugar de Cuba.
A más de cincuenta años de distancia, aún mi hijo se acuerda de ello cuando visualizamos la propaganda, copiada de los archivos del periódico GRANMA—heredero de la fototeca del diario HOY. (A propósito, agradecemos la deferencia de Delfín Xiqués, jefe del departamento y el resto de sus compañeros por sus atenciones). Por aquellos días de 1962, los caricaturistas fuimos provisionalmente separados de las filas milicianas en la retaguardia, para ir a las primeras líneas de combate como corresponsales de guerra. Al verme marchar de verde olivo, el niño se hacía la misma pregunta:
¿A dónde va mi papá?
Y la respuesta seguía siendo exactamente la de costumbre.
En aquellas interminables noches a fines de octubre bajo la amenaza de la bomba atómica, en un lugar de Cuba compartimos recuerdos y desvelos con los combatientes de una unidad de tanques a donde fui designado. Y mis colegas dibujantes hacían similar vigilia en otros lugares del territorio desconocidos para mi.
El resultado de nuestro trabajo se publicó en el suplemento dominical del diario HOY el 11 de noviembre de 1962.
En la larga introducción al reportaje gráfico copiamos algunos párrafos:
“Hace solo unas horas visitó los distintos frentes de la defensa militar de la patria, el primer equipo de artistas plásticos movilizado a ese fin. El grupo estaba compuesto por los dibujantes y caricaturistas Nuez, Adigio, Blanco, Carruana, Harry Reade y Virgilio. Representaban estos frentes de lucha, en el campo de la propaganda y de la orientación: HOY, REVOLUCIÓN, PALANTE, ICAIC, EL MUNDO y MELLA, (…) Cada uno de ellos dentro de su estilo y modos personales. (…) En lo que respecta a lo técnico del ejercicio, debemos decir que un apunte, para que lo sea debe ser definitivo. Puede ser que el boceto quede como una proposición y como una pista para empeños mayores, o que se realice como práctica del dominio del movimiento.(…) En el primero de estos casos es posible que podamos insertar las notas plásticas de Adigio. (…) Lo de Nuez, por su parte, no tiene segundo término. Es el humor expresado., la profunda dramaticidad de la vida en las trincheras, el desinterés, la solidaridad, la abnegación del soldado de la Patria.(…) Virgilio nos prueba que el acosamiento del trabajo sistemático de la redacción, no ha quemado su capacidad de reacción vigorosa ante la vida que discurre, crea y salva al aire libre.(…) Carruana y Blanco son los más nuevos entre estos nuevos valores. Y esta experiencia les servirá de mucho para “animar” los dibujos animados del primero, y para aportar al segundo el conocimiento de hechos y de hombres que pueden vitalizar con valor de símbolo sus dibujos y caricaturas. (…) Y tenemos que disculpar al admirable Harry Reade. Generoso, se olvidó de su misión específica y satisfizo el deseo de los muchachos marineros donándoles estupendos dibujos para recuerdo permanente…”
Estas son sólo algunas opiniones al vuelo de la reseña aparecida en dicha edición dominical. Otros colegas siguieron nuestros pasos en las trincheras y sus dibujos fueron igualmente publicados con posterioridad.
En su lugar hemos reproducido las primeras planas del diario REVOLUCIÓN y del semanario humorístico PALANTE en aquellos agitados días.
Con este trabajo a 48 años de los hechos--hoy a 53-- hemos querido recordar aquellos momentos de incierto destino, bajo la amenaza atómica, pero con la misma serenidad del Comandante en Jefe cuando planteó los Cinco Puntos que de cumplirse definitivamente hubiesen puesto fin al conflicto. Mañana 27 de octubre veremos que pasa en la Asamblea General de la ONU.

20 oct 2015

EL MISTERIO DEL PARAÍSO TERRENAL



Cuentan que a finales del siglo XV, el gran navegante Cristóbal Colón, obsesionado por la lectura de “Los Viajes de Marco Polo” se lanzó a la conquista del Mar Tenebroso, aunque tuviese que seducir a su vez a los Reyes Católicos, para que financiaran la peligrosa expedición en busca de la Ruta de las Especies.
Tras interminables y azarosos días de viaje sus tres naves desembarcaron en una isla, no por gusto bautizada San Salvador, donde sin ayuda de traductor alguno, el Gran Almirante del Mar Océano logró de sus habitantes indígenas trazarle el rumbo hacia otra ínsula cercana, pero mucho mayor en tamaño. Por su mente pasó de nuevo la imagen protectora del fabuloso Cipango oriental, pero en su lugar, el 24 de octubre de 1492, se tropezó con la isla de Cuba, a la que por su clima benigno, bucólicos paisajes y el trato amistoso de las tribus autóctonas nombró: “La Tierra más bella que ojos humanos han visto….” Por esa razón hoy podemos contarles esta historia.
Seis años más tarde, en 1498, al concluir su tercer viaje al Nuevo Mundo, aumentó la parada en una carta a los monarcas ibéricos, donde narra lo que consideró el Paraíso Terrenal, o sea la desembocadura del Orinoco en las costas de lo que más tarde se reconociera como América del Sur, pero descrita por nuestro genial Alejo Carpentier de esta forma en la obra “El siglo de las luces”: 
”.. Colón hallábase frente a las Bocas del Dragón, donde viera el agua dulce trabada en pelea con el agua salada desde los días de la Creación del Mundo. …La dulce empujaba a la salada porque no entrase, y ésta porque la otra no saliese…” 
Símil del lugar de confluencia con las cuatro corrientes de agua dulce que regaban el paraíso terrenal, según la leyenda arcaica de la Biblia, recogida en la geografía delirante de Colón: Es decir los ríos de la cuenca de la Guayana: Cuyuni, Mazaruni, Corentin y el Esequibo, éste último caudal fronterizo con la actual Venezuela.  Pero eso era solo el comienzo de la aventura: Los colonizadores españoles se lanzaron desde el inicio al encuentro de otras riquezas menos aromáticas pero más acaudaladas que las especies del cuento, dadas a conocer como la leyenda de El Dorado. Es por esa razón que los primeros pobladores asentados en dicha región selvática e inhóspita no fueran españoles sino holandeses y que a partir de 1626 comerciaron con las tribus autóctonas--caribes y arawaks--seguidos unos 20 años más tarde por súbditos de la Gran Bretaña que se apoderaron de zonas en litigio con España en una controversia por el Esequibo, lo cual se arrastra desde la llegada de la Pérfida Albión al subcontinente y que se ha extendido hasta la actualidad. Pero… ¿A qué se debe ese alboroto?: Tanto a las riquezas del subsuelo como a la situación geopolítica de dicha región, situada en el corazón mismo del segundo estuario más extenso de América del Sur, con una cuenca acuífera envidiable, además por lo intrincado del territorio en disputa, y las ambiciones colonialistas, a menudo ocultas, pero que aún subsisten.
Veamos: Muy cerca de allí. en una zona inaccesible y selvática de Venezuela--también colindante con Brasil--exactamente en la meseta llamada Ayuan-tepui, existe uno de los accidentes geográficos más espectaculares del mundo, pero a pesar de ello pasaron más de 537 años antes de que ocurriera este nuevo descubrimiento en 1935 gracias--¿a la casualidad o a la temeridad?--de Jimmy Ángel, un aviador norteamericano en busca de tesoros escondidos que estrelló su avioneta muy cerca de allí a su regreso dos años más tarde para constatar la hazaña.
Se trata de las cataratas conocidas como el Salto Ángel--en honor a su descubridor--con cerca de 1000 metros de altura, superior casi 20 veces a las del Niágara y situadas a 258 kilómetros al sur de Ciudad Guayana, pero en el estado venezolano de Bolívar y más exactamente, en una meseta llamada Auyan-Tepuy, intrincadísima zona de la selva amazónica.
El fenómeno se explica por las propias maravillas de este mundo: Cualquier caída natural de agua con esa envergadura, no solo se ve desde muy lejos sino que ocasiona un estruendo descomunal audible a grandes distancias, pero ésta a la cual nos referimos--ni se oye ni se ve--pues por su propia altura el líquido que cae se atomiza antes de tocar tierra y por tanto no produce ningún ruido en su base.  Más detalles de esta maravilla la pueden obtener del colega Alexis Schlachter en su libro “Geografía sorprendente” de la Editorial Oriente en el 2002. Sin embargo, las tres fotos que acompañan este trabajo fueron copiadas de una revista LIFE publicada en la segunda mitad del pasado siglo. En ellas se reflejan momentos de dicho descubrimiento.
Por tanto, fueron son y serán las riquezas naturales o estratégicas, herederas de siglos de explotación, prepotencia y colonialismo, algunos de los males generadores de conflictos aún hoy bajo disputa como este del Esequibo; el de las islas Malvinas entre Argentina y el Reino Unido; o el sostenido entre Chile y Bolivia por una salida de esta última al Pacífico. Estos son solo tres diferendos referidos a Nuestra América.
La reciente visita del Papa Francisco a Cuba y a los Estados Unidos, sus plegarias contra las guerras y el terrorismo; así como por un mundo de paz y de diálogo serio entre los países en disputa bajo el arbitrio de la Asamblea General de las Naciones Unidas, es un paso más hacia dicha meta que nos llena de esperanzas y sobre todo porque a la larga, somos una familia; vivimos en una sola casa en peligro de extinción que es ese Paraíso Terrenal soñado por Cristóbal Colón en aquel octubre de 1498 frente al conflictivo Esequibo.

4 oct 2015

LOS DIEZ DÍAS QUE ESTREMECIERON AL MUNDO (Primera Parte)



Nacido en Portland Oregón en 1887, y años más tarde graduado en Harvard, el joven periodista John Reed abordó entre otros reportajes la huelga de los mineros de Colorado y los textileros en Paterson. Más tarde trabajó para el “Metropolitan Magazine” y cabalgó junto a los soldados de Pancho Villa durante la revolución mexicana donde reunió el material idóneo para su libro “México Insurgente” editado muchos años después. Por estas y otras  hazañas había ganado fama de rebelde y peligroso en su propia tierra.
Al estallar la Primera Guerra Mundial en 1914 su inquieta personalidad lo llevó a cubrir la contienda en Alemania, Francia, los Balcanes, Rusia y Turquía.
Aproximadamente tres años después, los Estados Unidos se unieron a la contienda frente al expansionismo teutón y con motivo de un artículo donde denunciaba los horrores de la guerra fue acusado de traición en su propia tierra, pero sus contundentes argumentos pudieron más que la campaña de desprestigio y fue absuelto por el tribunal empañado en lágrimas.
Por tanto no resulta ilógico que en ese mismo 1917 tomara de nuevo rumbo a Rusia donde cubrió de manera insuperable la caída del imperio zarista de Nicolás II en Petrogrado y el gobierno burgués que lo sustituyó, así como el movimiento popular que tomó por asalto el Palacio de Invierno, las barricadas proletarias, y el recibimiento al líder bolchevique Vladimir Ilich Lenin, para dar paso a la primera Revolución Socialista de la historia.
De regreso a Nueva York reunió todo ese material en un libro que tituló “Diez días que estremecieron  al mundo”. Increíblemente Reed es acusado entonces de espionaje y escapa a la URSS, contrae el tifus en Crimea, pero no abandona sus afanes revolucionarios y muere en Moscú víctima de dicha enfermedad. Pero parece ligado por el destino al décimo mes del año pues nacido un 22 de octubre, su obra cumbre es el testimonio sobre la Revolución de Octubre del 1917 y muere de tifus en la capital soviética el 17 de octubre tres años después.
Aquí hago un corte para narrar la sorpresa que siendo un niño de primaria—en la segunda mitad de la década del treinta en el siglo pasado—y adicto a las historietas por la conquista del cosmos con héroes de papel como BRICK BRADFORD y FLASH GORDON—Roldán el Temerario en su traducción al español--así como a las novelas de anticipación creadas por el genio de Julio Verne; ese título me llevó a pensar que se trataba de otra aventura más de ciencia-ficción.
Craso error producto de la ingenuidad infantil. Dicha obra me abrió los ojos a una realidad mucho más emocionante que cualquier fantasía espacial por sus consecuencias tangibles y reales.
Mucho ha cambiado el mundo desde entonces—a veces para bien, a veces para mal—lo cierto es que, a 43 años exactos de aquella experiencia, la historia se repitió.
LOS DIEZ DÍAS QUE ESTREMECIERON AL MUNDO (Segunda Parte)
Fui testigo excepcional de este nuevo terremoto y nada menos en mi estreno como caricaturista-editorialista del periódico EL MUNDO durante su nacionalización en la primavera de 1960. Este incidente coincidió con el criminal sabotaje en la bahía de la Habana al buque “La Coubre” y sus numerosas víctimas.
De aquellos acontecimientos telúricos ocurridos en el primer decenio del siglo, no tengo constancia visual, pero de esta segunda etapa hace 55 años, les ofrezco varias copias de aquellas caricaturas donde se nota la mano del novato, pero también el entusiasmo de un joven en desarrollo.


Observen en la tercera de ellas, la ingenua interpretación gráfica del cónclave costarricense con el Tío Sam tratando de romper el bloque latinoamericano, que inmediatamente reprodujo el NEW YORK TIMES enviando a vuelta de correo un cheque por 10 dólares, que de inmediato se endosó a la Campaña de Recaudación de Fondos para la Defensa que presidía el Comandante Juan Almeida, tras aquel criminal sabotaje del 3 de marzo en la bahía habanera. Estas viñetas corresponden a los días entre el 10 y el 27 de agosto de 1960:
Y me explico: En esos meses se agudizó la campaña de acoso contra nuestro país como respuesta a la Ley de Reforma Agraria y otras similares a partir del triunfo revolucionario de 1959. Todo ello trajo como consecuencia la intervención de numerosas empresas norteamericanas o afines, como el propio diario EL MUNDO al cual he hecho referencia.
Uno de esos acontecimientos fue la Ley Puñal dictada por el gobierno de EE.UU. con la cual se reducía en extremo la cuota azucarera cubana para estrangular nuestra economía de monocultivo, así como la negación a refinar el petróleo soviético por las corporaciones radicadas en el país (ESSO, TEXACO y SHELL) bajo el pretexto de lo que ellos llamarían embargo. Observen al final de esta segunda tira, la simbólica interpretación del cónclave de la OEA, como una expo-venta donde el arte de la política imperial en nuestro continente se convierte en un gran negocio para los lacayos. Y fueron publicadas los días: 25, 26 y 30 de agosto del mismo año.


Por tanto, el cerco regional a Cuba se materializó a partir de junio de ese año con la reunión de la OEA en Costa Rica, dando lugar a la Primera Declaración de la Habana donde nuestro Comandante en Jefe expuso la posición cubana al respecto. Es en este clima de confrontación que se producen los diez días que de nuevo estremecerían al mundo. He aquí un acercamiento a los sucesos:
El domingo 18 de septiembre de 1960 el líder de la Revolución arriba a Nueva York al frente de la delegación cubana que participaría en el XV periodo de sesiones de la Asamblea General de la ONU. El gobierno de Eisenhower--el mismo que nos impusiera el fatídico bloqueo--adoptó un conjunto de medidas extremas como situar a 500 policías y similar numero de agentes encubiertos quienes recibieron en el aeropuerto a nuestros representantes para limitar el contacto directo de nuestra delegación con el pueblo estadounidense, aunque en el último piso del Empire State, ondeara una gigantesca tela  de bienvenida a Fidel como respuesta a dichas intimidaciones.
Lo mismo ocurrió al llegar al hotel asignado, el Shelburne de 37 y Avenida Lexington, donde se produjeron lamentables incidentes contra el público que allí se congregó para dar la bienvenida a los cubanos. A la mañana siguiente la gerencia del hotel le notifica a la delegación que debía abandonar el inmueble de inmediato sin devolver los 5000 dólares que se habían depositado como garantía de pago. El resto de los lujosos hoteles neoyorquinos imitaron estas actitudes, lo cual fue expuesto con objetividad al entonces secretario de la ONU, así como la firme posición nuestra de convertir los jardines de la ONU en una nueva Sierra Maestra y acampar al descubierto si se nos obligaba a ello. Incidente que aprovechó nuestro Comandante en Jefe para preguntar al danés Dag Hammarskjold--entonces anfitrión de la cita--si no creía que había llegado el momento de trasladar la sede de las Naciones Unidas para otro país.
Mientras esto ocurría en la Gran Manzana, el pueblo de la capital, indignado por estos acontecimientos se reunió frente al palacio Presidencial para escuchar las palabras del comandante Raúl Castro –devenido Primer Ministro por ausencia de Fidel—portando cartelones donde se leía “Con hotel y sin hotel, tendrán que oír a Fidel”.
Y como si lo estuvieran viendo, la comunidad negra de Nueva York, coincidió con el llamado y proporcionó la invitación para alojar a la delegación en el hotel Theresa de Harlem, con la condición de las garantías correspondientes por parte del gobierno norteamericano. Un curioso hecho envolvió estas negociaciones y fue la personal intervención del líder afroamericano por los derechos humanos, Malcolm X en las mismas.
Así, de provocación en provocación transcurrió aquella semana, lo que culminó  varios días después con la presencia de Fidel en el foro mundialista y su lapidaria frase aún vigente de… “Cese la filosofía del despojo y cesará la filosofía de la guerra”.
Pero ahí no terminaron esos diez días que estremecieron al mundo por segunda vez en la historia; pues al regreso de nuestra delegación el 28 de septiembre de 1960 y en el mismo escenario donde los capitalinos protestaron por el tratamiento que se nos diera en la sede mundial de la ONU, el propio Fidel, ante la intencionada provocación de algunos carcamales que creyeron estar aún en tiempos de la trompetilla y el choteo neocolonial, hicieron estallar varios petardos con el fin de amedrentarnos, resultando todo lo contrario, pues como respuesta el Comandante en Jefe propuso la creación de un sistema de vigilancia colectiva manzana por manzana, aprobándose por aclamación: Los Comités de Defensa de la Revolución, convertidos de inmediato por voluntad popular en la organización de masas más grande de nuestro país.
Por su extensión hemos dejado para una nueva emisión la tercera parte de este estremecedor material que incluirá la visita del Papa Francisco a Cuba y los Estados Unidos: Especie de terremoto social y ético fuerza 10 en la escala Richter y la intensidad de sus réplicas universales seguirán sintiéndose mientras no se cumplan las metas del milenio pactadas para el 2030 en esta Asamblea General de la ONU celebrada con motivo de su 70º. Aniversario.
Por tanto allá nos vemos…..

OTROS DIEZ DÍAS QUE ESTREMECIERON AL MUNDO (Tercera Parte)



Con el arribo a nuestro país el pasado día 19 del Papa Francisco en un periplo que contemplaría misas benditas, discursos y encuentros oficiales e informales en La Habana, Holguín y Santiago de Cuba, así como en tres ciudades estadounidenses: Washington, Nueva York y Filadelfia, se iniciaban otros diez estremecedores días que posiblemente sean definitorios para el futuro de la humanidad.
En realidad, desde que Jorge Mario Bergoglio—el Papa Francisco—puso sus evangélicos pies en la loza del Aeropuerto Internacional “José Martí” de La Habana, ese sábado de septiembre hasta su regreso el 27 al Vaticano desde Nueva York, solo transcurrieron ocho días. Sin embargo, estos pueden considerarse mucho más estremecedores que las otras dos decenas de 1917 y 1960 descritas anteriormente, pues en estos días de octubre todavía se sienten sus universales repercusiones.
La cobertura informativa de estos acontecimientos adquirió tal magnitud que todo lo que pudiéramos agregar nosotros ahora resultaría insuficiente, por tanto nos limitaremos a reproducir textualmente algunas de sus acertadas palabras, debido a la carismática personalidad de este Papa que se considera un simple hijo de emigrantes piamonteses, latinoamericano de pura cepa y ciudadano del mundo.
Pero su vocación no debía sorprendernos porque el propio 13 de marzo del 2013, cuando el cardenal Jorge Mario Bergoglio fuera electo para suceder a Benedicto XVI al frente de la Santa Iglesia Católica y tras su anunciado “Habemus Papam” en latín, decide adoptar el nombre pontifical de Papa Francisco debido a su devoción por San Francisco de Asís, el santo fundador de la Orden Franciscana, él mismo lo justificaba así: “…Para mí es el hombre de la pobreza, el hombre de la paz, el hombre que ama y custodia la Creación...”
Antes de llegar a nuestro país, en la propia nave de Alitalia donde se trasladaban a La Habana, confiesa a los periodistas acompañantes, que se había emocionado cuando al traspasar la Puerta Santa lo despedía una de las familias acogidas en el Vaticano: “…Sirios refugiados… Se veía en ellos el rostro del dolor… Agradezco todo aquello que hagan  ustedes durante su trabajo para tender puentes…Pequeños puentes, pero un pequeño puente, otro, otro, y otro, hacen el gran puente de la paz…”
Es conocido que en este periplo y los anteriores, el Papa Francisco no ha querido utilizar el Papamóvil blindado; todo lo contrario, quiere que sus guardianes carguen y le acerquen los niños para besarlos y santiguarlos o bajarse del vehículo para bendecir a ese lisiado en silla de ruedas que implora su gracia, pero no solo eso: Una destacada periodista preocupada por el extremismo y la intolerancia vigente en algunos sectores de la sociedad norteamericana, incluso por su seguridad le preguntó en el avión si al menos iba a llevar un chaleco antibalas, y recibió del aludido la siguiente andanada: “….¡Estás loca! ¿Quieres que me echen? Si yo voy a visitar a una familia que quiero ver, ¿Voy a ir en una caja de vidrio? ¡No! ¡Yo quiero ir a abrazar!…”
En la ceremonia de bienvenida celebrada en la pista del propio Aeropuerto Internacional “José Martí” en La Habana, nos sorprende su atinada definición de nuestro territorio con estas palabras: “…Geográficamente Cuba es un archipiélago que mira hacia todos los caminos, con un valor extraordinario como llave entre el Norte y el Sur, entre el Este y el Oeste. Su vocación natural es ser punto de encuentro para que todos los pueblos del mundo se reúnan en amistad:   --Por sobre la lengua de los istmos y la barrera de los mares-- como soñó José Martí…”
En todo el recorrido por las provincias de La Habana, Holguín y Santiago de Cuba, el Papa Francisco dejó su impronta, matizada por profundas convicciones de amor al prójimo, de misericordia y bondad, pero también de simpatía y buen sentido del humor.
Su visita a Cuba coincidió con el 80º. Aniversario del establecimiento de Relaciones entre Cuba y el Vaticano, pero también en la inauguración del Año Jubilar Mariano con motivo de los 100 años de la proclamación de la Virgen de la Caridad como Patrona de Cuba a petición de los mambises en nombre de todo nuestro pueblo. En su visita a la Basílica Menor del Santuario de la Caridad del Cobre, en Santiago de Cuba, una copia del histórico documento le fue entregada por dos niños al Papa Francisco, quien en esta visita se considera: “…Un peregrino más, como un hijo que está deseoso de llegar a la casa de la madre… La Patria cubana nació y creció al calor de la devoción de la Virgen de la Caridad. Ella ha dado una forma  propia y especial al alma cubana, suscitando los mejores ideales de amor a Dios, a la familia y a la patria en el corazón de los cubanos…”
Poco antes de partir para los Estados Unidos se dirigió a los santiagueros y santiagueras en el Parque Céspedes para recordarles que: “…Los abuelos son nuestra memoria viva. Los niños y los jóvenes son la fuerza de un pueblo. El pueblo que cuida a sus abuelos y que cuida a sus niños y a sus jóvenes, tiene el triunfo asegurado…”
Durante el vuelo entre Santiago de Cuba y Washington fue de nuevo interrogado por la prensa acreditada si hablaría en Estados Unidos sobre el  bloqueo impuesto por más de sesenta años a Cuba, a lo que respondió: “…El fin del bloqueo es parte de las negociaciones… Los dos presidentes han hablado, espero que lleguen a un acuerdo que satisfaga a ambas partes… No hablaré específicamente sobre este tema, sino en general sobre los acuerdos como un signo de progreso en la convivencia…”
A su llegada el propio miércoles 22 de septiembre, 15,000 invitados colmaron los jardines de la Casa Blanca, y acompañado por el propio presidente Barack Obama, abogó por combatir el sistema discriminatorio de millones de personas, y en su lugar construir una sociedad justa y tolerante, lo que implica “…Un reconocimiento serio y responsable no solo  del mundo que estamos dejando a nuestros hijos, sino a los millones de personas que viven bajo un sistema que les ha excluído…” A continuación se refiere a su famosa encíclica Laudato Sí (Alabao Sea) que apela a la conservación del medio ambiente con estas palabras: “…La humanidad todavía puede trabajar de forma conjunta para construir nuestra casa común…”
En el Congreso de los Estados Unidos, abogó por el cuidado y conservación de los recursos naturales, pero también por la abolición mundial de la pena de muerte—vigente aún en Estados Unidos—. Sobre este aspecto señaló: ”...Un castigo justo y necesario nunca debe excluir la posibilidad de la esperanza y el objetivo de la rehabilitación..”. A la salida del Capitolio se dirigió al centro caritativo de la Parroquia de St. Patrick, donde sostuvo un encuentro con los llamados –homeless—Sin Techo, antes de partir al día siguiente para New York.
Otro encuentro impostergable fue al lugar donde manos terroristas destruyeron las Torres Gemelas del World Trade Center el 19 de septiembre de 2001, rezando por sus víctimas, pero lo más significativo de esta visita a la “Gran Manzana” fue sin lugar a dudas su participación en la Asamblea General de las Naciones Unidas, coincidiendo con el 70º. Aniversario de su creación tras la Segunda Guerra Mundial.
En su discurso reconoció los logros alcanzados, imposible de materializarse sin la participación de la ONU en estos años, pero gestión que también arrastra imperfecciones como… “Un afán egoísta e ilimitado de poder y de bienestar material que lleva tanto a abusar de los recursos disponibles como a excluir a los débiles y  con menos habilidades…”  Mencionó el problema del narcotráfico con estas palabras: “…Es otro tipo de conflictividad no siempre explicitada pero que silenciosamente viene cobrando la muerte de millones de personas. Una guerra asumida y pobremente combatida que va acompañada por la trata de personas, del lavado de activos, del tráfico de armas, de la explotación infantil y de otras formas de corrupción…”
En fin el viejo dilema entre la guerra y la paz.
Para finalizar como siempre con un toque de originalidad y fino humor, el Papa hace alusión al clásico de la literatura argentina Martín Fierro cuando canta:
“… Los hermanos sean unidos
porque esa es la ley primera.
Tengan unión verdadera
en cualquier tiempo que sea
porque si entre ellos pelean,
los devorarán los de afuera…”
Y con esta deliciosa cita doy por terminado un limitado recuento de estos diez días que estremecieron el mundo al paso del Papa Francisco por Cuba y los Estados Unidos, con la filosofía del diálogo como eficaz panacea al recurso de la violencia y la intolerancia extrema. Pero sobre todo, esa inolvidable estela de amor, solidaridad y misericordia que ha dejado en nuestras tierras su impronta, pues mientras esto ocurría en su presencia, simultáneamente el gobierno de Colombia y las FARC-EP  firmaban en Cuba--tal vez definitivamente--un acuerdo de paz; el diferendo marítimo heredado de una guerra fratricida entre Bolivia y Chile daba un paso de avance en el Tribunal de la Haya con vista una posible salida negociada al conflicto y los Presidentes Maduro y Santos se daban las manos en Quito para, de conjunto sanear las relaciones fronterizas provocadas por el paramilitarismo, el contrabando y el narcotráfico.
Pero tengo una duda: ¿Qué pasará en la  Asamblea General de las Naciones Unidas el próximo 27 de octubre cuando Cuba presente una vez más su Resolución de condena al bloqueo económico, comercial y financiero de los Estados Unidos contra nuestro país.
Como desconozco el resultado de la próxima votación en la ONU ilustro este trabajo con las caricaturas que realicé alrededor del tema en los años 2009 y 2013 respectivamente.

Por más de veinte años la votación nos ha dado la razón y nada menos que con una diferencia aproximada de 188 a favor contra dos votos negativos e igual número de abstenciones. ¿Se inhibirá el Tío Sam y su sobrinito sionista, o votarán esta vez a favor?... Pero… ¿qué ocurrirá con esas indecisas islitas de los Mares del Sur? ¿Le harán esta vez honor al océano que las sustenta?
Independientemente de lo que allí ocurra, sólo me falta pedirles de todo corazón a mis fieles vecinos que…RECEN POR ÉL.