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22 feb 2017

TRIBUTO AL PRÍNCIPE DEL PUNTO CUBANO



Hace exactamente treinta años, el 23 de febrero de 1987, junto a Enrique Núñez Rodríguez, recibimos la triste noticia del fallecimiento el día anterior en La Habana de Chanito Isidrón, mientras entregábamos el Premio Anual de Humorismo en el Festival de la Radio, celebrado ese año en Caibarién y que periódicamente se otorgaba a los distintos espacios de la programación cubana conmemorando un aniversario más de Radio Rebelde.
Por el compromiso contraído y la distancia de la capital en ese momento, nos resultaba imposible asistir a rendirle el último adiós al Príncipe del Punto Cubano. Días después, de regreso pudimos ofrecerle nuestro pésame a su esposa María Esther y sus hijos Chano y Ricardito en el propio hogar de la calle Zapata en el Vedado.
No se puede hablar del humorismo en la décima cubana sin un guiño a quien dejara su huella indeleble en la especialidad. Veamos por qué:
Se trata de Cipriano Isidrón Torres, nacido en Calabazar de Sagua, Villa Clara, el 26 de septiembre de 1903. Aquel que desde muy joven tuvo que superar los tempranos tropiezos de la pobreza en el campo. De su prematuro oficio de narigonero, las riendas de la yunta le dejaron la huella indeleble de unos dedos mutilados, impidiéndole seguir acariciando las cuerdas de la guitarra. Pero le quedaba su voz, su talento y unas ganas infinitas de alegrarle la vida a sus semejantes.
Juglar andante de la guardarraya, y cantor del concubinato entre el humorismo y la décima, Chanito Isidrón, nombre artístico que adoptó, tal vez sea el único bardo cuyas improvisadas espinelas cómicas hayan circulado de boca en boca espontáneamente haciendo reír a generaciones de cubanos tanto en Cuba como en el exterior.
Durante la época de oro de la radiodifusión nacional en la primera mitad del siglo pasado, Chanito brilló con luz propia, abordando todos los géneros, pero sobre todo por sus desternillantes duelos entre sordos de cañón, popularizados en el programa “Dímelo Cantando” de la Mil Diez. 
Precisamente así bautizó PALANTE Y PALANTE en 1961, la página de décimas campesinas que rendía honores a su antecedente radial.
Como fundador de la publicación asistí a su nacimiento de la mano del Indio Naborí, y allí colaboró Chanito desde sus inicios, pero de forma permanente ya jubilado del ICRT hasta su último aliento.
Esto ocurrió por razones ineludibles, cuando Naborí tuvo necesidad de ocupar otras obligaciones que le impedían continuar colaborando con nosotros. Al aceptar la responsabilidad de dirigir el semanario en 1970, me hice el propósito de rescatar el género, pues la falta de sistematicidad dejó por un tiempo virgen dicho espacio, y la publicación--huérfana de décimas--estaba pidiendo a gritos su reivindicación.
Un buen día el colega Aldo Isidrón del Valle me llama por teléfono desde Las Villas y me dice: “--Blanco, por favor, tírale un cabo al viejo”.
Lo menos que imaginé era que se trataba de su consagrado tío, y tras la alerta me trasladé a su casa en la calle Zapata del Vedado, bastante cercana a nuestra redacción, y más aún del Cementerio de Colón.
Chanito llevaba cerca de un lustro, acogido a la jubilación, y mirando desde lo alto del apartamento-atalaya donde vivía--colindante con el Cementerio de Colón--el sepulcral silencio de los mortales restos en sus últimas moradas, y a veces su musa incursionaba entre lo humano y lo divino.
Eso no impidió que me recibiera con la sonrisa de siempre y el chascarrillo a flor de labios. No fueron pocas las sesiones de convencimiento, ni las humeantes tazas de café que obsequiaba con profusión su media naranja María Esther, servidas por sus dos vejigos Chano y Ricardito, que competían a ver a quién le tocaba hacer de camarero ese día.
Más que mis argumentos, lo convenció la propia necesidad de volver a la carga, y desde entonces PALANTE contó con el más fiel, exitoso y desinteresado participante; y lo más increíble, sin firmar aquella sección que él cubría con tanta dedicación, ni cobrar colaboración alguna.
Puedo asegurarles que aquel octogenario subía y bajaba los cuatro tramos de la escalera donde vivía, con una agilidad felina, caminaba todo el Vedado diariamente, y de paso se daba un saltito hasta nuestra redacción para atender la correspondencia de la página campesina que aumentaba por días gracias a él.
Bebía con moderación y fumaba como un trastornado, pero con una envidiable vitalidad siempre aconsejaba:
“¡La vianda, Blanquito, la vianda! Plátano, malanga, boniato…”
-Ésa era su fórmula.
Así justificaba sus gustos y su salud. Por mi parte siempre pensé: --Falso:
“Es su carácter: Reír y provocar la alegría en los demás, ese era la fuente de su eterna juventud”.
Bajo su responsabilidad llovieron las colaboraciones para la publicación, y gracias al apoyo de la ANAP, convocamos el primer concurso de décimas humorísticas “La Transformación en el Campo” como saludo al Congreso de la organización. Tanto el recién nombrado presidente del jurado—Chanito--como los ganadores de los premios, a partir de entonces fueron invitados de honor a la Jornada Cucalambeana que se celebraba anualmente a principios de julio en el Cornito de Las Tunas.
¡Y ahora viene lo bueno!... En aquella primera ocasión que nos invitaron, el viejo juglar y yo compartimos la misma cabaña a orillas del Hórmigo, y constantemente tocaban a la puerta periodistas, campesinos, músicos, dirigentes, repentistas, y público en general, curiosos porque no creían lo que se anunciaba por los altoparlantes: La presencia física de Chanito en el evento.
Algunos lo tocaban, otros lo abrazaban casi llorando:
“…¡No estaba muerto..! ¡No se había ido para el Norte..! ¡Ni se había divorciado de la décima..! ¡Estaba vivito y coleando..!”
Tanto se había especulado con su ausencia, y tanto el tiempo transcurrido alejado de los medios, que el ídolo se había convertido en un mito.
Cuando subió esa noche al escenario del Cornito, aquello se vino abajo.
Puedo asegurarles que a partir de entonces, Chanito recuperó el trono principesco de la controversia ganado en buena lid durante su juventud. Y así se mantuvo fraternal, correcto, impecable como el “Elegante poeta de Las Villas” que siempre fue.
A su seria estampa lo seguía como su sombra, la carcajada ajena, y así disfruté como propios sus éxitos y muchos de los guateques que animó durante los últimos años de su vida.
Para concluir los dejamos con esta graciosa estampa juiciosa y desprejuiciada de la Academia de la Lengua:

LAS COSAS DE LA ACADEMIA
La Real Academia toma
del léxico lo mejor,
limpia, pule y da esplendor
a nuestro muy rico idioma.
Por ella a menudo asoma
una palabra elegante
que deslumbra al estudiante
y al hablador descalabra
cuando incluye una palabra
extraña y desconcertante,

Le llamamos al ciclón
meteoro, ¡qué tormento!,
cuando lo que mete es viento,
nerviosismo y confusión.
Al que monta en un avión
decimos que se ha embarcado
y si en la guagua ha montado
también se embarcó --lo sé—
lo malo es que no se ve
el barco por ningún lado.

Embarcarse, entiendo yo,
que es en un barco por agua.
Mas si sale en una guagua
Yo digo que se enguagó,
si va en yegua se enyeguó
como si viaja montado
en un carretón halado
por chivo, caballo, o mulo,
conscientemente calculo
es que se ha encarretonado.

Le llamamos negativo
al vago o incumplidor
y al que es buen trabajador
decimos que es positivo.
Ese calificativo
se usa en la electricidad,
y si el término es verdad
entonces un hombre honrado
con un haragán al lado
da fuerza y da claridad.

Ni Martínez de Nebrija,
Covarrubias, ni Cervantes,
usaron de esos desplantes
que hoy hacen que yo me aflija.
Si esta, mi crítica es hija
del libro que no leí
no se preocupen, que aquí
en este simposio diario
voy a hacer un diccionario
exclusivo para mi.

Chanito Isidrón

17 feb 2017

EL CAÑONAZO DE LAS NUEVE DE LA MAÑANA



Si le dijéramos a mis vecinos de blog que: “…Del 9 al 19 de febrero de este año pudieran recordarse como los diez días que estremecieron al mundo de las letras; que el hecho retumbaría a cañonazo limpio en la fortaleza San Carlos de la Cabaña en la Ciudad de La Habana; y que en lugar de dispararse como de costumbre a las 9 de la noche, se haría sentir a partir de las 9 de la mañana en forma de diario, como Órgano Oficial de la 26ª. Feria Internacional del Libro de La Habana…” No estaríamos mintiendo, tal vez exagerando un poco, al estilo de nuestros personajes (el gordo y el flaco) de “¡Ay, vecino!”. 
Además, ése estruendo editorial retumbaría en otras sedes de la capital de todos los cubanos como el Pabellón Cuba y la UNEAC en el Vedado, o La Calle de Madera de la Plaza de Armas, en la Habana Vieja. Incluso después del día 19, viajaría al resto del país como fenómeno cultural al estilo de algunas Bibliotecas Circulantes en el pasado.
En esta edición la Feria le rendía postrer tributo a nuestro Comandante en Jefe Fidel y al país invitado de honor, Canadá. Mientras que la personalidad escogida del año en homenaje a su trayectoria revolucionaria--política y literaria--es el Dr. Armando Hart.
En lo personal yo no tenía planes para este año, debido a ciertas molestias que se me presentaron inherentes a la tercera o cuarta edad, pero cuando uno menos se lo piensa… Salta la liebre telefónica y en ese preciso momento sonó el timbre….
RIIIIINNNNNNNNNGGGG. 
Me levanto de la computadora y contesto.
--¿Oigo?
--¡Blanquito, te habla Noa de la Pablo! (En el lenguaje encriptado de siempre esto quiere decir): Pablo Noa, veterano periodista color verde olivo, actualmente Divulgador de la Editorial PABLO DE LA TORRIENTE. (Y  continúa): --Te llamo para informarte que la compañera Flor, de GENTE NUEVA te va a llamar para invitarte a la Feria. Yo le di tu teléfono. Chao.
Horas después, de nuevo el timbre:
RIIIIINNNNNNNNNGGGG.
--Blanco, le habla Flor Nodal Montalvo desde la Editorial GENTE NUEVA para invitarlo mañana domingo día 12 a participar en un encuentro donde este año se le rinde homenaje a tres artistas del humor gráfico cubano y la historieta: Ángel Velasco, Cecilio Avilés y usted: Francisco Blanco (padre).
La sorpresa casi me nubló la vista y cuando regresé a la computadora no veía el teclado. Claro—como siempre--había dejado los lentes graduados al lado del auricular.

En fin, me preparé para cumplimentar la invitación y al mediodía del día siguiente, un auto de la editorial me trasladó hasta La Cabaña, donde fui recibido por la propia Flor—una de las creadoras de la “Distinción a la Humildad: Dora Alonso” de GENTE NUEVA y a la vez presentadora de la actividad.
Antes que yo habían pasado por el “Rincón de la Historieta” del Salón Tesoro de Papel, los colegas Cecilio y Angelito, por tanto los niños y adolescentes presentes ya disfrutaban de lo lindo con los talleres de artes manuales, concursos de dibujos y otras actividades afines.
En sencillo pero emotivo coloquio pudimos responder preguntas y compartir experiencias junto a la chiquillada que, sentada en el piso sobre cómodos cojines, nos bombardeó con sus preguntas—algunas de ellas en verdad sorprendentes.
Al final, la propia Flor Nadal y la directora de la institución, Grisel Lo Cartaya, me entregaron el Premio ”Distinción a la Humildad: Dora Alonso” y a la vez un origámico, volumétrico y esdrújulo trofeo de papel, en recordación de ese maravilloso cisne blanco tan apreciado por la autora del “Cochero Azul”, “Tierra Brava” y “Pelusín de Monte”.
El emotivo acto fue acompañado por colegas tan ilustres como Omar Felipe Mauri, el Dr. Luis Calzadila Fierro, coautor del best-seller “La leyenda que camina” y el genial Valdés Piña, ese juglar que tanto ilusionó a mis hijos con sus títeres en el Parque Lenin, por último mi propio hijo—de los mismos nombres y apellido.
Este sorpresivo reconocimiento ha sido para mí un bálsamo de terapia ocupacional.
EN LA PRIMERA FOTO DE ESTA TIRA TOMADA EL DÍA 9 DE FEBRERO EN LA FERIA DEL LIBRO, APARECE LA COMPAÑERA FLOR NADAL ENTREGÁNDOME EL DIPLOMA OTORGADO POR LA EDITORIAL GENTE NUEVA; LA SEGUNDA CINCO DÍAS MÁS TARDE, EN MI HOGAR, DEDICÁNDOLE EL BELLÍSIMO CISNE BLANCO CON LA TÉCNICA DEL ORIGAMI, A MI HIJA ELSIE, POR EL DÍA DE LOS ENAMORADOS.
Recordemos pues las sabias palabras del maestro Raúl Ferrer cuando dijo: --“El zapato nunca es viejo… Sólo cuando se bota.”
Cuenten pues conmigo hasta que me quede descalzo… Chao.

NUEVOS CARICATURISTAS OCASIONALES



A propósito del reciente trabajo que dedicáramos al inolvidable Alberto Luberta con motivo de su fallecimiento, recibimos un acuse de recibo sin firma, pero digno de responder: Su título: “Luberta, Enriquito y yo” anticipábamos su contenido homologando fechas, trayectoria e inquietudes comunes a nosotros tres, movidos por la jiribilla del humorismo en cualquiera de sus manifestaciones: Ya sea el teatro, el libro, el cine, y la prensa radial, escrita o televisiva, pues no se trata de una disciplina académica, sino de cierta categoría estética que se mueve a gusto entre la parodia, la sátira, el epigrama, el ingenio, la burla, el sarcasmo o la mordacidad.
De ahí la tendencia a colorearlo con tonos que van desde el humor blanco hasta el negro, pasando por la gama del rosa al chiste verde.
Lo cierto es que hasta autores famosos en otras manifestaciones del arte o la cultura, también incursionaron esporádicamente en la caricatura personal o el humor gráfico en general. De ahí que a partir del 16 de octubre de 2009 con nuestra primera oferta de humoristas ocasionales hasta la quinta el 3 septiembre del 2011 y bajo el título de “No están todos los que son, ni son todos los que están” nos dimos a la tarea de publicar una lista de personalidades que de una u otra forma habían dejado su impronta como caricaturistas ocasionales.
Producto de dicha investigación, pudimos dar a conocer en esos dos años una quincena de autores cubanos con sus respectivas obras. A saber: José Martí, Silvio Rodríguez, Nicolás Guillén, Abel Prieto, Tubal Páez, Víctor Manuel González, Lezama Lima, Mario Kuchilán, Roberto Fernández Retamar, Camilo Cienfuegos, René Portocarrero, Alejo Carpentier, Pablo de la Torriente Brau, Raúl Roa, y Tomás Gutiérrez Alea quien firmaba Titón sus dibujos.
Curiosamente pudimos incluir otros quince autores extranjeros e igualmente los ilustramos con sus respectivos ejemplos gráficos. A saber: Enrico Caruso, Ho Chi Minh, Mayakovski, Sergei Einsenstein, Sigmund Freud, Jean Cocteau, Federico Fellini, Xavier Cugat, Víctor Hugo, Luis Britto, Kafka, García Lorca, y John Lennon.
En mayo de 2014 bajo el título de “Saldando Deudas” abordé la obra de Saint Exupery, “El principito” y las graciosas ilustraciones de su propia mano. Sin embargo seguía en deuda con cuatro autores; dos cubanos y otros dos nacidos en Uruguay:
Jorge Ibarra que también pateó el balón en el cono sur y más tarde--Tupamaru o no--se refugiara en Cuba producto de la persecución oficial durante la Operación Cóndor. Este charrúa se destacó durante algunos años como periodista en la radio local manzanillera, logrando tantos éxitos que más tarde hubo de ser trasladado a la capital, para transformar también la inmediatez noticiosa con el popular “Haciendo Radio” de Rebelde.
Lo que no sabía casi nadie es que Ibarra también era un excelente caricaturista que enmascaraba sus dibujos bajo la firma ZABA— apócope de su segundo apellido ZABALETA: —Aquí presentamos un buen ejemplo de sus monos publicados en PALANTE por entonces, hace unos 40 años.
Sin embargo del otro caricaturista uruguayo no hemos podido obtener copia de sus dibujos, ni el seudónimo que utilizaba para identificarse por entonces.
Tal vez un vecino más informado que yo pudiera brindarnos alguna pista incluyendo la firma que utilizaba profesionalmente y alguna muestra gráfica suya, lo que agradeceríamos de todo corazón: Se trata del inolvidable Eduardo Galeano, en su debut como caricaturista editorial en la prensa de Montevideo, mucho antes de.entrar al quirófano literario para operar “Las Venas Abiertas de América Latina” o  mucho después al tratar de enderezar este mundo “Patas Arriba”.
Entre los cubanos también afrontamos dificultades para completar la información con dos de ellos, al no tener en aquellos momentos ejemplos gráficos de sus respectivas obras humorísticas. Se trata del músico, poeta y loco Bobby Carcases, y del comediante Idalberto Delgado.
Como en la pasada entrega de este blog referido al inolvidable Alberto Luberta, se nos quedó en el tintero este detalle referido a Idalberto. Ahora quisiéramos cubrir ese bache en la obra gráfica del intérprete que en la radio y la TV encarnó personajes tan populares como Secundino Tracy, el Ramón de Cachucha y Ramón, o el Paco de “Alegrías de sobremesa”, además de Tito el taxista en la televisión.
Hoy revisando de nuevo mis archivos, apareció una entrevista que PALANTE le hiciera en el No. 19 del 8 de mayo de 1989 al famoso intérprete humorístico. He aquí algunas de las caricaturas personales que le realizara Idalberto Delgado a sus compañeros del micrófono en los propios estudios de Radio Progreso.
¿Podrían ustedes identificar a estos cuatro comediantes caricaturizados por su pluma?..... ¡ADELANTE PUES…! Aquí los esperamos.